Los efectos biológicos beneficiosos del ozono entre los que se encuentran la mejora de la oxigenación, su efecto inmunomodulador, antiinflamatorio, antiagregante y vasodilatador, sumados a su potencial efecto viricida, lo convierten en un tratamiento complementario ideal para los pacientes contagiados por covid-19. Cabe destacar que, en la enfermedad por este virus, se produce una activación excesiva del sistema inmune innato que causa tormentas de citoquinas proinflamatorias. La hiperactivación inmune está asociada a una mayor lesión del tejido pulmonar y al síndrome de insuficiencia respiratoria aguda o Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto (SDRA), que se ha descrito como la principal causa de mortalidad por COVID-19. La infección también ocasiona daño del sistema microvascular y activa el sistema de coagulación e inhibición de la fibrinólisis. La coagulación intravascular diseminada (CID) conduce a trastornos generalizados de la microcirculación que contribuyen a la aparición de fallo multiorgánico. En la capacidad de contrarrestar estos procesos, además de en su efecto oxigenante, radica gran parte de la eficacia de esta terapia. Otra de las ventajas del tratamiento con ozono es que no tiene efectos secundarios negativos en los pacientes.
En base a los numerosos pacientes que podrían beneficiarse del tratamiento con ozono se hace necesaria la realización de ensayos clínicos para demostrar la eficacia y los beneficios de esta terapia en enfermos por covid-19. Uno de estos ensayos se llevó a cabo en el hospital Humberto I de Roma y también en España, en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario en Ibiza, demostrándose que en pacientes con coronavirus tratados con ozonoterapia la estancia hospitalaria se reduce a la mitad. La mejoría clínica se observa desde las primeras sesiones e incluso se puede evitar la necesidad de intubación y ventilación mecánica. En el Hospital Universitario Santa María de la Misericordia de Udine fue administrado a 36 pacientes con neumonía por Covid-19 que presentaban insuficiencia respiratoria. Únicamente el 3% necesitó de intubación frente al 15% habitual. En China también existen estudios en marcha con resultados positivos.
En relación al efecto viricida del ozono la oxidación directa de la envoltura del virus (el coronavirus es un virus esférico con envuelta) constituye su principal modo de acción in vitro. Esta oxidación provoca la rotura de esa pared o envoltorio. Pero los daños producidos no se limitan a la oxidación de su pared: el ozono también causa daños a los constituyentes de los ácidos nucleicos (en el caso del covid-19 ARN), de especial interés para la desactivación de este y otros tipos de virus. Estos microorganismos, por tanto, no son capaces de desarrollar inmunidad al ozono, como hacen frente a otros compuestos.
In vivo, en el organismo humano, además de su posible acción directa sobre el virus, el ozono, como ya hemos desarrollado en párrafos anteriores, se postula como una estrategia terapéutica a tener en cuenta por su efecto antiinflamatorio, oxigenante, antiagregante y vasodilatador.